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Dentro del panorama visual del Arte Cubano de los últimos treinta años Raúl Cordero (La Habana, 1971) es una figura excepcional, demasiado fuera de órbita, descolocado de toda nomenclatura, ni diseñador puro, ni pintor puro, ni videasta puro, ni instalador puro. Sino, justo, lo contrario, un creador capaz de mezclar todos esos lenguajes en una amalgama que provoca una experiencia de seductora extrañeza. Un remix inclasificable por su versatilidad y por su manera de escabullirse de etiquetas, transgrediendo los sistemas de una cultura en transición, del final de siglo al inicio de un milenio, de una cultura analógica y óptica a la apabullante impronta digital de nuestros días, donde no hay fronteras, donde lo global se impone y lo local se difumina Arte lento para multitudes rápidas es la tercera muestra personal del artista, en una institución pública en España, en este caso, exhibiendo tres bloques de trabajos recientes. Una selección de once pinturas realizadas en el último lustro (siete de las cuales formaron parte de su muestra personal en el Museo Nacional Palacio de Bellas Artes de La Habana en el año 2019), tres video-instalaciones de tres momentos específicos de su producción audiovisual (dos de ellas inéditas) y un espacio de conexión donde cohabitan una instalación de luces con piezas de videoarte y registros gráficos (que van desde fotografías digitales hasta NFTs), que nos aportaran una perspectiva crítica de cómo piensa el artista, cómo ejecuta su trabajo y cómo lo ensambla como un conglomerado de sensaciones y dudas, aciertos y juegos azarosos donde la belleza y lo poético siempre han rondado.
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