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En 1995, el propio Barjola abrió la colección inicial del MEIAC, donando más de una treintena de obras. Actualmente, el museo cuenta en sus fondos con casi 300 obras del autor extremeño, siendo especialmente relevante la última donación realizada en 2016 por el hijo del pintor
Juan Barjola (Torre de Miguel Sesmero, 1919– Madrid, 2004) continúa la tradición hispánica del expresionismo y el desgarro presente en Velázquez, en Goya o en el Picasso de las Tauromaquias, que también cultivó él mismo con pasión. Conjuga esa tradición con el lenguaje neofigurativo que caracteriza su trabajo y así, sin tenebrismos, sus pinturas están llenas de colorido y contrastes cromáticos, siendo en el grafismo gestual de sus dibujos y en la compleja composición en que Barjola los sitúa donde queda atrapada la angustia y el drama de sus personajes, ya sean estos perros o prostitutas, niñas o toreros. Sus pinturas, habitadas por seres ambiguos y deformes, reflejan en sus formas distorsionadas los contrastes y desequilibrios que la sociedad genera. En su larga trayectoria artística se ha interesado por la libertad del color del fauvismo, la libertad del espacio del cubismo y la libertad de gesto del expresionismo |